miércoles, 16 de diciembre de 2009

Pon un Hombre en tu vida

Encontrar un nombre en los tiempos que corren no es algo que pueda dejarse a la improvisación y ni mucho menos a la casualidad. Y no me estoy refiriendo al caso de una mujer en edad casadera, desesperada por desposarse, sino a cualquier Mujer que desea en su vida poner El Hombre, y no cualquier “chipichanga de tres al cuarto” fácil de manejar, que sucumba vilmente a esas artes amatorias que parece no se escape de cualquier mujer que se precie ser la mujer dócil cuando se exhibe en publico y a la cual se le agudiza el ingenio tanto o mas que su voz de puertas a dentro de la casa de quien le toque.

Los deseos y fines de estos tipos de mujeres son dispares. Estas ultimas por “Leif motiv” tienen tener mas que cualquier vecina, hermanas de su conyugue, amigas y mujeres de los amigos de quien les acompaña desconcertado por tantas absurdas exigencias…mientras las primeras el mejor lujo de sus mesas es esa entrañable sobremesa llena de palabras con contenido y sin precio, esa escucha atenta y reciproca, esa que solo se pueden intercambiar entre una Mujer y El Hombre.

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